¡Hola a tod@s!
Me gustaría comenzar esta entrada
retomando la reflexión que se dio hoy en clase respecto a la enseñanza de la
gramática y de cómo llevarla a cabo. Sabemos que durante mucho tiempo esta ha
sido uno de los pocos pilares (por no decir el único) que ha sustentado la
enseñanza de una lengua extranjera. Esto ha provocado que el nivel de dominio
de las diferentes destrezas y competencias no sea parejo, por lo que hoy en día
—por suerte cada vez menos— hay alumnos con un nivel gramatical medio-alto y
con unos niveles de expresión y comprensión oral mucho más bajos. Además, las
actividades y ejercicios con los que se practica la gramática son tediosos y
acaban por provocar lo opuesto a la motivación del alumnado. Como ya comenté en
el aula, digamos que tuve una «experiencia gramatical» cuando viajé por primera
vez al extranjero. Tras varios años de estudio de la lengua inglesa, incluyendo
una Diplomatura, me fui a Inglaterra para vivir una aventura como au pair. La cuestión fue que, pese a
esos años de estudio continuados en el tiempo, me llevé una gran sorpresa al
ver mi falta total de soltura a la hora de hablar y también de entender. Esto
nos lleva a concluir que es capital para el aprendizaje de cualquier lengua
extranjera una enseñanza integral, que ponga al alumno en contextos lo más
reales posibles, que las actividades cuenten con contextos cercanos a sus
realidades y, en definitiva, que potencien todas sus habilidades.
En cuanto a las actividades de
manuales de texto propiamente dichas, tanto en esta sesión como en las
anteriores, algo que he aprendido es que podemos llegar a preparar actividades
muy atractivas para los alumnos sin que tengan que ser excesivamente largas,
complicadas o alejarse demasiado de lo propuesto. A veces, con pequeños cambios
se puede hacer mucho, siempre y cuando nos pongamos en la piel del alumno y
tengamos en cuenta los siguientes puntos, algunos de ellos ya mencionados en
otras entradas o en los intercambios en el aula:
- - Proporcionar temas cercanos a la realidad del
alumno —experiencias propias, por ejemplo—.
-
Intentar generar contextos lo más reales
posibles al contacto con la cultura (país) extranjera.
- - Educar en valores.
Según
Ángel Carracedo (min 52), en la conferencia dada en enero en AFundación, «¿Cómo puede
un niño aprobar un curso porque sepa bien matemáticas si maltrata a un
compañero? Para mí eso es suspensísimo». Coincido con este enfoque integral en
el que todo es importante en la educación de las futuras generaciones. Para mí
es más importante respetar al prójimo que saber resolver una ecuación de tercer
grado.
- - Fomentar mucho la destreza de la expresión oral,
pues algo de lo que cojea el sistema educativo en enseñanza de lenguas
extranjeras. Si tenemos en cuenta que a esas edades les encanta, por lo
general, hablar de ellos mismos y enlazamos ese gusto con las actividades
relacionadas con sus propias experiencias y entorno más próximo, podremos
generar atmósferas muy motivadoras.
Con respecto a la educación en
valores y relacionándolo con la adaptación de las actividades de los libros de
texto, se me ocurren dos posibles actividades para realizar en el aula y que
podrían encajar con el tema de los adjetivos y la descripción de la
personalidad:
- Se
podría realizar un juego como el que hicimos en el aula con cartelitos pegados
a la espalda y en el que hay que adivinar quiénes somos haciendo preguntas de «sí
o no» a nuestros compañeros. Podríamos hacer lo mismo pero con listas de
adjetivos, tanto físicos como de personalidad. Las preguntas que se darían son
del tipo: Am I tall?, Do I have freckles?,
Am I funny?, etc.
- Podríamos
realizar un taller de las virtudes. En este caso nos disponemos en círculo para
poder vernos los unos a los otros. Cada alumno debe escribir en un papel 5
adjetivos positivos que cree que posee y se hace una ronda y se dicen en voz
alta. En la siguiente ronda tendían que anotar tres características positivas
pero de otro compañero (o bien se hace por sorteo o el que tengan al lado) y en
esta ocasión dicen el adjetivo y por qué creen que ese compañero posee esa
virtud, lo que da lugar a breves descripciones y a la práctica de la expresión
oral.
Quisiera dejar una
breve cita, también de Ángel Carracedo, que invita a que reflexionemos sobre atención
diversidad:
«Qué pena que el sistema
educativo no pueda sacarle partido a la hiperactividad, sobre todo cuando la
falta de atención está ligada a la imaginación. ¿Qué hay de malo en que un niño
sueñe? Seguro que todo cambiaría si pudiésemos tener en cuenta la diversidad».
En cuanto al artículo
Is technology transforming education? de Russell Stannard, concuerdo totalmente con que la innovación reside en el modo en el que se enseña y no en la herramienta en sí, aunque esta pueda llevar inherentes ciertas ventajas y funcionalidades. Pongamos el caso de un blog, este puede ser realizado únicamente por el profesor, que sube actividades en línea de rellenar huecos y relacionar conceptos, o bien puede ser alumno el que cree su propio blog de manera manera más o menos libre (es importante igualmente sentar unas bases o pautas generales que deben seguir, dentro de las cuales pueden moverse con libertad), generando artículos de opinión/reflexión sobre los diferentes temas vistos en el aula, subiendo sus deberes corregidos por ellos mismos y las reflexiones a las que han llegado, proponiendo actividades que les resultarían interesantes desarrollar en clase o publicando vídeos realizados por ellos (entrevistas, cortos, etc.). Comparto con vosotros un
vídeo que creo que refleja muy bien lo expresado en el artículo.
Muchas gracias por vuestra
lectura y comentarios. ¡Nos vemos en las aulas!